Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado. Un gra ejemplo de ello, fue el descubrimiento del LSD.
El LSD es una droga semisintética de efectos psicodélicos que se obtiene de la ergolina y de la familia de las triptaminas. Los ensayos científicos realizados hasta el momento demuestran que la LSD no produce adicción y no es tóxica. Es conocida por sus efectos psicológicos, entre los que se incluyen alucinaciones con ojos abiertos y cerrados, sinestesia, percepción distorsionada del tiempo y disolución del ego. Se popularizó como parte de la contracultura de los años 60. Actualmente se usa como droga recreativa de forma ilegal y en algunos países en psicoterapia, como droga legal bajo prescripción médica.
Albert Hofmann sintetizó por vez primera la sustancia en 1938 y en 1943, descubrió sus efectos por accidente durante la recristalización de una muestra de tartrato de LSD. El número 25 (LSD-25) alude al orden que el científico iba dando a los compuestos que sintetizaba.
Los laboratorios Sandoz presentaron la LSD como una droga apta para diversos usos psiquiátricos. Muchos psiquiatras y psicoanalistas de los años 50 y 60 vieron en ella un agente terapéutico muy prometedor. Sin embargo, el uso extramedicinal del fármaco ocasionó una tormenta política que llevó a la prohibición de la sustancia, ilegalizando todos sus usos, tanto medicinales como recreativos y espirituales.
El día de la bicicleta
El 19 de abril de 1943 el doctor Hofmann ingirió a propósito 250 µg de LSD, pues, por su experiencia con otros alcaloides ergóticos, pensó que podría ser la dosis mínima. Sin embargo, pronto descubrió que la sustancia tenía una potencia superior a la de casi cualquier otra conocida en la época, por lo que la dosis que se administró era en realidad superior a la que más tarde se aconsejó para fines terapéuticos. Tras ingerir la sustancia, Hofmann sintió que le costaba hablar de forma inteligible y pidió a su asistente de laboratorio, que estaba al tanto del experimento, que le acompañase en su viaje a casa en bicicleta, pues, por las restricciones del período de guerra, no había automóviles disponibles. Durante el viaje a casa, el estado de Hofmann se agravó, y en su diario escribió que todo lo que había en su campo de visión ondulaba, distorsionado como una imagen en un espejo cóncavo. Aunque avanzaba velozmente, tuvo la sensación paradójica de que permanecía inmóvil. Cuando llegó a casa, llamó a un doctor y pidió a su vecina algo de leche, creyendo que le ayudaría a recuperarse. Hofmann hace notar que a pesar de su estado delirante, fue capaz de escoger con lucidez la leche, por su calidad de antídoto no específico contra el envenenamiento.
Cuando llegó el médico, no encontró ningún síntoma físico anormal, salvo las pupilas extremadamente dilatadas. Tras pasar varias horas aterrorizado, convencido de que un demonio había poseído su cuerpo, de que su vecina era una bruja y de que el mobiliario de su casa le amenazaba, el doctor Hofmann pensó que había enloquecido por completo. En su diario, Hofmann indica que el doctor decidió no medicarlo y prefirió enviarlo a la cama. Una vez acostado, Hofmann sintió que el pánico comenzaba a dar paso a una sensación de buena suerte y gratitud. Los colores y juegos de formas que veía con los ojos cerrados le resultaban ahora placenteros. Se trataba de «imágenes fantásticas» que surgían ante él, alternándose unas tras otras, abriéndose y cerrándose en círculos y espirales para después explotar en fuentes de color, y comenzar de nuevo, en un flujo incesante. Durante su 'viaje', las impresiones acústicas (como el ruido de un automóvil que pasaba) se transformaban en imágenes. Finalmente, Hofmann se quedó dormido y despertó al día siguiente fresco y con la mente clara, aunque con cierto cansancio corporal. Desayunó con una sensación de bienestar y vida renovada, y encontró la comida deliciosa. Mientras caminaba por el jardín, notó que todos sus sentidos «vibraban con una sensibilidad superior, que duró durante todo el día».
Los efectos de la LSD sobre el sistema nervioso central son extremadamente variables y dependen de la cantidad que se consuma, el entorno en que se use la droga, la pureza de ésta, la personalidad, el estado de ánimo y las expectativas del usuario. Algunos consumidores de LSD experimentan una sensación de euforia, mientras que otros viven la experiencia en clave terrorífica. Cuando la experiencia tiene un tono general desagradable, suele hablarse de "mal viaje".
Cuando la sustancia se administra por vía oral, los efectos tardan en manifestarse entre 30 minutos y una hora y, según la dosis, pueden durar entre 8 y 10 h.
Entre los efectos fisiológicos recurrentes están los siguientes: hipotermia, fiebre, niveles elevados de glucemia, aumento de la frecuencia cardíaca, transpiración, pupilas dilatadas, insomnio, parestesia, hiperreflexia y temblores.
Los efectos de la LSD en la psique humana se caracterizan por variar de una persona a otra y de una situación a otra. Se considera que los efectos de la LSD son en gran medida imprevisibles y que dependen del contexto del consumo y de la situación mental en que se encuentre el individuo que la consume. En líneas generales, el individuo que consume la droga entra en un estado de susceptibilidad emocional que lo pueda llevar tanto a la tristeza intensa como a la euforia. Tiende a generar en el sujeto un mayor interés por las relaciones interpersonales. Produce mayor sensibilidad a los estímulos sonoros y visuales en general; distorsiones visuales que suelen ser ilusiones, aunque pueden en ocasiones ser también alucinaciones; sinestesia de todo tipo, por ejemplo, música que produce visiones, imágenes visuales que producen olores…; alteración de la percepción del tiempo, por ejemplo, sentir que el tiempo se detiene, o que el tiempo va hacia atrás o que se acelera… Suele estimular los procesos del pensamiento, ocasionando el paso acelerado de una idea a otra. Esto se ha interpretado como confusión o pensamiento psicótico pero también se le ha considerado como un impulso creativo.
Estos efectos son los que han llevado a que el LSD se haya convertido en la clave para muchos artistas, tanto en pintura como en música. Esta droga pasa a ser la llave que los transporta a otro mundo desde el que es mucho más fácil obtener buenos resultados. Aunque han sido muchos los grupos musicales que han hecho canciones y discos referidos a esta sustancia, como es el caso de los Beatles, con la canción Lucy in the Sky with Diamonds; hay un tipo de rock que intenta evocar la experiencia psicodélica usualmente asociada con el uso de sustancias psicoactivas como la marihuana o el LSD, el rock psicodélico, entre los exponentes pioneros principales del género están The Beatles, The Doors, Pink Floyd, Jimi Hendrix… entre tanta información y tantos efectos, lo que deberíamos preguntarnos es si vale la pena poner tu vida en peligro para crear una obra de arte. Planteándolo así, la mayoría de la gente diría que no, pero el resultado obtenido en muchas ocasiones por aquellos que se la jugaron es más que gratificante. Somos aquello que hemos elegido y todas nuestras acciones formaran parte del pasado, la inmensa mayoría de ellas no serán reconocidas por nadie, pero otras podrían cambiar la historia. ¿Qué hubiera sido de los Beatles sin el LSD? ¿Qué hubiera sido la historia sin los Beatles?